El descenso del Sella es una de las experiencias más emblemáticas que se pueden vivir en Asturias. Cada año, miles de viajeros se lanzan a recorrer en canoa los más de 15 kilómetros de este río que serpentea entre montañas, bosques y pueblos asturianos. Más que una actividad deportiva, se trata de una experiencia al aire libre que combina naturaleza, diversión y una buena dosis de espíritu aventurero. Quienes lo prueban por primera vez descubren que el Sella no solo se baja con remos, sino también con sonrisas, compañerismo y ganas de disfrutar del paisaje.

Este recorrido, situado entre las localidades de Arriondas y Ribadesella, es apto para todo tipo de personas, incluso para quienes nunca antes han practicado piragüismo. Las empresas de la zona ofrecen todo lo necesario, es decir, canoas, chalecos, bidones estancos y transporte de regreso, por lo que solo hace falta entusiasmo y ganas de mojarse un poco. Aunque la experiencia es sencilla, hacerlo por primera vez puede generar dudas o nervios. ¿Qué ropa llevar? ¿Cómo remar correctamente? ¿Cuánto dura el trayecto? Para que nada empañe esta experiencia, este artículo muestra algunos consejos básicos para disfrutar del descenso del Sella con seguridad, comodidad y la máxima diversión.

Elegir bien la empresa y el punto de salida/llegada

El primer paso para vivir una buena experiencia en el Sella es elegir la empresa adecuada. En Arriondas, el punto de partida tradicional, hay decenas de compañías que organizan descensos diarios durante la temporada alta, normalmente de abril a septiembre, así como fuera de temporada en algunos casos. Aunque todas ofrecen un servicio similar, hay diferencias en la atención, el material y los extras que incluyen, porque algunas brindan picnics, duchas al finalizar o incluso fotografías del recorrido. Por ejemplo, el descenso del sella con Jaire permite incluso realizar con tu perro, permitiendo a aquellos que viajan con sus mascotas compartir una experiencia como esta.

Hablando del punto de partida, el recorrido completo desde Arriondas hasta Ribadesella tiene unos 15 kilómetros y suele durar entre tres y cuatro horas, aunque es posible hacer tramos más cortos si se prefiere una versión más relajada. Las empresas permiten elegir entre varios puntos de llegada, lo que hace posible adaptar la ruta al nivel físico o al tiempo que se disponga. Antes de comenzar, se recomienda preguntar por la opción que mejor se ajuste al grupo y a las expectativas.

Por último, hay que asegurarse de reservar con antelación, especialmente en verano o durante la Fiesta del Descenso Internacional del Sella, que se celebra cada agosto y atrae a miles de personas. En esos días, la actividad se combina con otros eventos, pero también implica que hay más afluencia en el río.

Preparar la ropa y el equipo adecuado

Una de las claves para disfrutar del descenso del Sella es vestirse de forma adecuada. Aunque se trata de una actividad sencilla, se están varias horas al aire libre y en contacto con el agua. Lo mejor es usar ropa cómoda y ligera, que se seque rápido y permita moverse con facilidad. Una camiseta técnica, un bañador o pantalón corto y calzado cerrado que se puedas mojar (como escarpines o sandalias deportivas) son imprescindibles. Se debe evitar el algodón, ya que retiene la humedad y puede resultar incómodo.

Las empresas proporcionan chalecos salvavidas y bidones estancos para guardar las pertenencias, así como traje de neopreno en caso de ser necesario. A la hora de aprovechar el espacio del bidón estanco, hay que llevar protector solar, agua, una toalla pequeña, algo de comida y bebida, y, si se desea, una gorra o gafas de sol con sujeción. Por otro lado, se recomienda evitar llevar objetos de valor o dispositivos electrónicos sin protección impermeable. Si se quiere inmortalizar el momento, se puede utilizar una cámara acuática o funda estanca para el móvil.

Aprende lo básico para remar y manejar la canoa

No es necesario ser un experto para descender el Sella, pero conocer algunos trucos de remado y equilibrio facilitará mucho la experiencia. Antes de comenzar, las empresas suelen ofrecer una breve explicación sobre cómo sentarse correctamente, cómo coordinar los movimientos con el compañero en caso de optar por una canoa para dos personas y cómo mantener la dirección de la canoa. En general, el remero delantero marca el ritmo, mientras que el trasero controla la dirección. La comunicación entre ambos es esencial, por lo que remar en sincronía evita giros bruscos o choques con otros participantes.

El río Sella tiene tramos tranquilos y otros con corrientes suaves, por lo que es importante mantener siempre el control de la embarcación. Si se nota que la canoa se inclina, no hay que ponerse nervioso: basta con mantener el cuerpo relajado y seguir remando para estabilizarla. En caso de volcar, no pasa nada grave, ya que el río no es profundo en la mayoría de sus zonas.

Durante el recorrido, también conviene aprovechar las zonas de descanso que se encuentran en las orillas, siendo perfectas para tomar un respiro, bañarse o disfrutar de las vistas. Hay que recordar que no se trata de una carrera, sino de una experiencia para disfrutar del entorno natural y de la compañía.

Disfrutar del paisaje y las paradas naturales

El encanto del descenso del Sella no reside únicamente en remar, sino también en el entorno natural que lo rodea. El río atraviesa un paisaje asturiano de gran belleza, con montañas verdes, bosques y praderas que parecen sacadas de una postal. A lo largo del recorrido hay pequeñas playas fluviales donde detenerse, nadar o simplemente relajarse bajo el sol. Estas pausas hacen que el descenso sea más agradable y permitan saborear la tranquilidad de un entorno único.

Si se decide parar, siempre se deben recoger los residuos y respetar el entorno natural. El Sella forma parte del ecosistema de los Picos de Europa, y su preservación depende de que los visitantes sean responsables y cuidadosos. Dejar el lugar tan limpio como estaba es la mejor manera de contribuir a mantener viva esta experiencia para las generaciones futuras. Además del paisaje, el descenso del Sella ofrece oportunidades para observar fauna local como garzas, patos y truchas. Cada curva del río revela una nueva perspectiva del paraíso natural asturiano, y por eso, más que una actividad deportiva, el descenso es una forma de conectar con la naturaleza, relajarse y dejar que el tiempo fluya al ritmo del agua.

Vivir la experiencia con actitud y sentido del humor

El último consejo, pero quizá el más importante, es disfrutar del momento sin preocuparse por la perfección. Puede que te mojes más de lo esperado, que tu canoa gire en sentido contrario o que termines riendo sin control al ver a otros navegando en zigzag. Ese es el verdadero espíritu del descenso del Sella, la diversión compartida. No hace falta competir ni remar con fuerza; basta con dejarse llevar y disfrutar de la experiencia.

Además, el ambiente que se vive durante el descenso es tan especial como el propio paisaje. Grupos de amigos, familias y parejas se mezclan en el río, saludándose con alegría y animándose unos a otros. La camaradería y el buen humor se contagian fácilmente, convirtiendo la jornada en una auténtica fiesta del agua. Al final del día, más allá de los kilómetros recorridos, hay que llevarse la satisfacción de haber formado parte de una tradición, llena de energía y buen humor, porque en Asturias, el Sella no solo se desciende, se celebra.