Mallorca, situada en el archipiélago balear en pleno mar Mediterráneo, es un destino vacacional diseñado para la aventura, y, por ello, recorrer Mallorca en moto es cada vez más habitual. Sus carreteras serpenteantes, sus paisajes naturales y su clima templado hacen que viajar en moto sea una de las mejores formas de descubrir la isla. La isla, con sus imponentes montañas y su costa repleta decalas de aguas turquesas, ofrece una gran variedad de escenarios que hacen de cada kilómetro se convierta en experiencia inolvidable.
Por tanto, alquilar una moto en Mallorca es una opción perfecta para descubrir la isla. Mister Scooter en Palma de Mallorca es una empresa que cuenta con un catálogo de motos para alquilar durante días, semanas o meses en la isla. De esta forma, se puede partir desde Palma de Mallorca, la capital de la isla, y explorar un sinfín de destinos espectaculares. Cada parada ofrecerá un paisaje distinto, combinando historia, naturaleza y cultura. A lo largo de esta guía, vamos a hacer varias recomendaciones sobre qué ver, dónde detenerse y cómo aprovechar al máximo cada tramo del viaje.
Palma de Mallorca: El punto de partida perfecto

Palma de Mallorca es el centro neurálgico de la isla y el punto de partida más adecuado para esta aventura. Esta ciudad, con su impresionante catedral dominando la bahía, conocida como La Seu, ofrece un equilibrio entre historia, modernidad y vida costera. Antes de emprender la ruta, es recomendable recorrer su casco antiguo, para perderse entre sus callejones y disfrutar de un café en la Plaza Mayor.
En esta ciudad se puede alquilar una moto en Mallorca para disfrutar de la isla. Además, Palma cuenta con una excelente oferta gastronómica, teniendo tanto bares de tapas como restaurantes de alta cocina. Una parada en el barrio de Santa Catalina puede ser una gran opción para un desayuno antes de iniciar el recorrido. Desde Palma, la primera etapa de la ruta va hacia la Serra de Tramuntana, donde las curvas de la carretera y los paisajes montañosos marcarán el inicio de una experiencia inolvidable. En pocos minutos, el bullicio de la ciudad quedará atrás y una nueva aventura en moto comenzará.
Valldemossa: Un pueblo con historia y encanto

Valldemossa, ubicado en plena Serra de Tramuntana, es uno de los pueblos más bellos de Mallorca. Sus calles y casas de piedra, decoradas con flores de diferentes colores, crean una atmósfera mágica. Este pueblo es conocido por su cartuja, donde el compositor Frédéric Chopin pasó un invierno componiendo algunas de sus obras más célebres.
El trayecto en moto de Palma hasta Valldemossa es una delicia para cualquier amante del motociclismo. La carretera serpenteante, rodeada de montañas y bosques de encinas, ofrece vistas impresionantes y una conducción cómoda pero desafiante. La llegada a Valldemossa es un espectáculo en sí mismo, con su silueta que destaca sobre la ladera de la montaña. Una vez en Valldemossa, es imprescindible probar la tradicional «coca de patata» con chocolate caliente en alguna de sus panaderías.
Deià: El refugio bohemio de los artistas
Siguiendo la carretera hacia el norte, la siguiente parada es Deià, un pueblo con un encanto muy particular. Este pueblo, rodeado de montañas y con vistas al mar, ha sido refugio de artistas y escritores durante décadas. Sus calles se mezclan con el paisaje natural, creando un ambiente de tranquilidad y belleza.
El tramo en moto desde Valldemossa a Deià es una de las experiencias más espectaculares de la ruta. En esta zona, cada curva deja ver una estampa diferente del mar Mediterráneo apareciendo en el horizonte. La carretera, aunque estrecha en algunos tramos, es perfecta para disfrutar de la conducción sin prisas. En Deià, una parada obligatoria es Cala Deià, una pequeña cala de aguas cristalinas perfecta para un baño refrescante.
Sóller y su espectacular puerto

Desde Deià, la carretera continúa hacia Sóller, uno de los pueblos más emblemáticos de Mallorca. Este pueblo es conocido por sus naranjos y su hermoso casco histórico, una parada imprescindible en esta ruta en moto. Su plaza principal, con la iglesia modernista de San Bartolomé, es un lugar perfecto para hacer una pausa y disfrutar del ambiente local.
El trayecto en moto hasta Sóller atraviesa verdes valles y carreteras con vistas espectaculares. Una de las opciones más interesantes es continuar hasta el Puerto de Sóller, donde se encuentra una de las bahías más pintorescas de la isla. El contraste entre el azul del mar y las montañas circundantes es una imagen difícil de olvidar. Un paseo en el famoso tranvía de madera que conecta Sóller con Palma es otra experiencia a tener en cuenta. Además, la gastronomía de la zona destaca por sus mariscos y su tradicional «gató de almendra» con helado, perfecto para reponer fuerzas antes de seguir la ruta.
Sa Calobra y el Torrent de Pareis: Una carretera épica

Sa Calobra es una de las carreteras más famosas de Mallorca y un sueño para cualquier amante de las motos. Este tramo de carretera, famoso por sus curvas imposibles y sus vistas, es una experiencia que deja a los visitantes sin palabras. La bajada serpenteante hasta la playa de Sa Calobra es uno de los tramos más desafiantes y espectaculares de la isla.
Asimismo, otro punto culminante de la visita es el Torrent de Pareis, un cañón natural que desemboca en una pequeña playa de aguas cristalinas. Se trata de un lugar perfecto para hacer una pausa, disfrutar de la tranquilidad y maravillarse con la imponente geografía del lugar. Se recomienda llevar agua y comida, ya que la oferta de servicios en la zona es algo limitada. Tras disfrutar del entorno, toca retomar la carretera para continuar la ruta hacia el norte de la isla, con más paisajes por descubrir.
Pollença y el mirador de Formentor

Pollença es una de las paradas más encantadoras de esta ruta en moto por Mallorca. Este pueblo, con su aire medieval y su historia, es famoso por sus calles llenas de recuerdos. Una visita imprescindible es el Calvari, una escalinata de 365 peldaños, uno por cada día del año, que ofrece una vista espectacular del pueblo y sus alrededores. Además, el mercado de los domingos es una excelente oportunidad para disfrutar de productos locales y artesanía típica.
Desde Pollença, la ruta en moto continúa hacia el mirador de Formentor, uno de los puntos panorámicos más naturales de la isla. La carretera que sube al mirador es un deleite para los amantes de las motos, con curvas pronunciadas y vistas al Mediterráneo que dejan sin aliento. Este mirador permite contemplar un horizonte infinito de mar y acantilados, siendo un lugar perfecto para sacar una fotografía que podría confundirse con una postal.
Alcudia: Murallas y playas de ensueño

Alcudia es una de las ciudades más grandes de Mallorca, y, en consecuencia, una parada que hacer en la isla. Su casco antiguo, rodeado por impresionantes murallas medievales, es un auténtico viaje en el tiempo. Dentro de este casco histórico, la iglesia de Sant Jaume y la plaza de la Constitución son paradas obligadas en el recorrido.
No obstante, Alcudia no solo es historia, sino también uno de los mejores destinos de playa de la isla. La nahía de Alcudia es una de las más extensas de Mallorca, con kilómetros de arena blanca y aguas turquesas perfectas para un descanso tras varias horas de ruta en moto. La playa cuenta con una gran oferta de restaurantes y chiringuitos donde es posible reponer energías antes de continuar el viaje. Desde Alcudia, el camino sigue hacia el noreste de Mallorca, hacia Artà, un destino menos turístico pero con un encanto especial.
Artà: Un tesoro escondido en el noreste de Mallorca
Artà es uno de los rincones más auténticos de la isla de Mallorca, que destaca por su ambiente tranquilo y su legado histórico. Al llegar en moto, se puede percibir su carácter medieval, con casas de piedra y calles llenas de historia. Su atracción principal es el santuario de Sant Salvador, ubicado en lo alto de una colina, desde donde se pueden obtener vistas panorámicas impresionantes de la zona.
Otro punto de interés son las cuevas de Artà, un sistema de cuevas subterráneas con formaciones geológicas espectaculares. La visita guiada a estas cuevas permite descubrir la magia natural que esconde Mallorca bajo su superficie. También, el mercado de los martes es una gran oportunidad para probar productos locales y conocer la vida cotidiana de este pueblo.
Cala Ratjada: Acantilados y faros con vistas al infinito

A continuación, Cala Ratjada es una de las perlas del noreste de Mallorca. Este antiguo puerto pesquero se ha convertido en un destino turístico atractivo sin perder su esencia tradicional. Su paseo marítimo ofrece un recorrido perfecto para hacer en moto, con vistas espectaculares al Mediterráneo. Uno de los puntos más interesantes de la zona es el faro de Capdepera, un lugar con una vista impresionante sobre la costa.
La carretera que lleva al faro es corta pero fascinante, con curvas que bordean los acantilados y permiten disfrutar de una experiencia de conducción muy cómoda. Además, en la zona hay varias calas de ensueño, como Cala Agulla y Cala Mesquida, perfectas para un baño refrescante antes de continuar la ruta.
Cala d’Or: Última parada antes del regreso a Palma
Para finalizar el recorrido, Cala d’Or es una zona conocida por sus calas escondidas de aguas turquesas, así como por su arquitectura blanca que recuerda a los pueblos mediterráneos. Este destino, perfecto para cerrar la ruta en moto por Mallorca, ofrece un ambiente relajado con numerosas opciones para disfrutar del mar y la gastronomía local.
Las calas de Cala d’Or son pequeñas y protegidas, lo que las convierte en un lugar idílico para un último baño antes del regreso. Algunas de las más recomendadas son Cala Esmeralda, Cala Gran y Cala Ferrera, todas con aguas cristalinas y rodeadas de naturaleza. Para cerrar el viaje, una cena en uno de los restaurantes frente al puerto deportivo de Cala d’Or es una excelente opción. Desde aquí, el regreso a Palma puede hacerse por carretera costera o por la vía principal, dependiendo del tiempo disponible y las ganas de seguir disfrutando de la isla.