Tenerife es una isla que sorprende a cada paso, un paraíso situado en el corazón del archipiélago canario que ofrece una mezcla única de paisajes volcánicos, bosques milenarios, imponentes acantilados y playas que invitan tanto al descanso como la actividad deportiva. Gracias a su clima primaveral durante todo el año, es el destino perfecto para quienes buscan naturaleza, aventura y cultura en un mismo viaje. Por ello, empresas como Atlas con su servicio de rent a car Tenerife facilitan una experiencia completa en la isla, pudiendo disfrutar de un sinfín de actividades en un mismo viaje.
Más allá del turismo puramente de sol y playa, Tenerife es una tierra de contrastes. En pocos kilómetros se pasa del verde húmedo del norte al ambiente árido y dorado del sur, así como de los valles cubiertos de laurisilva a los campos de lava negra que parecen de otro planeta. Esta diversidad convierte cada viaje a Tenerife en una experiencia distinta, perfecta tanto para exploradores como para viajeros que buscan desconexión.
En este artículo, vamos a recorrer los diez lugares más impresionantes de Tenerife que visitar en un viaje de una semana. Estos lugares definen la esencia de la isla, siendo experiencias que ningún viajero debería perderse. Para ello, alquilar un coche es básico, con una empresa local como Atlas, que permite car hire Tenerife, al disponer de la web en varios idiomas.
El Parque Nacional del Teide

El Parque Nacional del Teide es la esencia misma de Tenerife y una de las maravillas naturales más destacadas de España. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga el pico más alto del país con 3.718 metros de altitud. Por ello, subir al Teide, ya sea en teleférico o mediante una ruta de senderismo, es una experiencia fundamental y única, que ofrece vistas que van desde las cumbres volcánicas hasta el océano Atlántico. Su paisaje, formado por lava petrificada y por sorprendentes tonos rojizos, parece sacado de otro planeta.
La zona es perfecta para los amantes de la naturaleza y la fotografía. Las rutas de senderismo, como la del Mirador de La Fortaleza o la del Pico Viejo, permiten explorar un entorno en el que el silencio y la inmensidad son protagonistas. Al caer la tarde, el parque se transforma en uno de los mejores lugares del mundo para observar las estrellas, gracias a su escasa contaminación lumínica y su altitud. No en vano, Tenerife es considerada un “Destino Starlight” para el turismo astronómico.
La Laguna

San Cristóbal de La Laguna, conocida simplemente como La Laguna, es un tesoro histórico de la isla de Tenerife, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fundada en el siglo XV, fue la primera capital de Tenerife y conserva un trazado urbano que sirvió de modelo para muchas ciudades coloniales de América Latina. Por ello, pasear por sus calles empedradas es como viajar en el tiempo, con fachadas coloridas, balcones de madera y plazas llenas de vida.
La ciudad es también un importante centro cultural y universitario, lo que le da un ambiente joven y dinámico. Sus cafeterías, librerías y tiendas artesanales conviven con edificios históricos como la catedral de La Laguna, el convento de Santa Catalina o el museo de Historia y Antropología de Tenerife, ubicado en la emblemática Casa Lercaro.
Los acantilados de Los Gigantes

En la costa oeste de Tenerife se alzan los enormes acantilados de Los Gigantes, una de las formaciones naturales más espectaculares del archipiélago. Estas enormes paredes de roca volcánica, que alcanzan alturas de hasta 600 metros, caen de manera vertical sobre el océano Atlántico, creando un paisaje que deja sin aliento. La posibilidad de verlos desde el mar, especialmente al atardecer, cuando el sol tiñe las rocas de tonos dorados y rojizos, es una experiencia inolvidable.
Los Gigantes son también un punto perfecto para hacer distintas actividades marítimas. Desde el puerto deportivo parten excursiones en barco para avistar delfines y ballenas, una de las experiencias más populares entre los visitantes de la isla. Las aguas profundas y tranquilas de la zona albergan una rica biodiversidad marina, lo que convierte también en el lugar perfecto para el submarinismo. Además, el entorno ofrece pequeñas calas y playas escondidas como playa de los Guíos, perfecta para nadar frente a la imponente muralla natural.
El Parque Rural de Anaga

El Parque Rural de Anaga, en el extremo noreste de Tenerife, es otro tesoro natural de la isla. Declarado Reserva de la Biosfera, alberga uno de los bosques de laurisilva mejor conservados del mundo, un tipo de vegetación subtropical que ha sobrevivido millones de años desde la era terciaria. Sus senderos, envueltos en niebla y musgo, crean una atmósfera mágica que transporta a los visitantes a un paisaje de cuento.
Anaga es, sin lugar a dudas, un paraíso para los excursionistas. Rutas como la del sendero de los Sentidos o la que lleva al mirador de Cruz del Carmen ofrecen vistas espectaculares del litoral y de los pequeños caseríos escondidos entre montañas. Cada camino invita a desconectar, respirar aire puro y reconectar con la naturaleza más primitiva. Además, sus miradores, repartidos por la zona, ofrecen panorámicas inigualables del océano y de los barrancos verdes que definen esta parte de la isla.
Costa Adeje

Costa Adeje, en el sur de Tenerife, representa el equilibrio perfecto entre el confort moderno y la belleza natural. Se trata de una de las zonas más turísticas de la isla, conocida por sus playas doradas, su oferta hotelera de alto nivel y su ambiente relajado durante todo el año. En esta zona de Tenerife, el sol brilla prácticamente los 365 días, lo que la convierte en el destino habitual para quienes buscan disfrutar del mar sin preocuparse del clima.
Entre sus playas más destacadas se encuentran la playa del Duque, la playa de Fañabé y la playa de Troya, todas ellas con aguas tranquilas y servicios de primera. Además, Costa Adeje es un punto de partida excelente para excursiones marítimas, deportes acuáticos y actividades familiares de todo tipo. Sus avenidas frente al mar están llenas de restaurantes, terrazas y tiendas, ofreciendo una experiencia completa tanto de día como de noche.
Garachico

Garachico, en el norte de la isla, es uno de los pueblos más pintorescos y con más historia de Tenerife. Este pueblo fue fundado en el siglo XVI, y, durante mucho tiempo tuvo uno de los puertos más importantes del archipiélago, hasta que una erupción volcánica en 1706 sepultó parte de la localidad bajo la lava. Lejos de desaparecer, Garachico renació con fuerza, conservando su esencia colonial y convirtiéndose hoy en uno de los destinos más encantadores del norte.
La posibilidad de conocer sus calles empedradas permite realizar un viaje al pasado, con casas señoriales, plazas amplias y la iglesia de Santa Ana como punto más destacado. Además, el pueblo cuenta con uno de los atractivos naturales más curiosos de la isla: las piscinas naturales de El Caletón, formadas por la lava solidificada que se mezcla con el agua del mar, creando un paisaje espectacular donde bañarse se vuelve una experiencia inolvidable.
Icod de los Vinos

A solo unos kilómetros de Garachico se encuentra Icod de los Vinos, otro de los pueblos más importantes de Tenerife. Su fama se debe al Drago Milenario, un majestuoso árbol considerado símbolo natural de la isla, con más de 800 años de antigüedad. Este drago, ubicado en el Parque del Drago, impresiona por su tamaño, su forma retorcida y la historia que encierra, siendo uno de los lugares más fotografiados de la isla.
No obstante, Icod de los Vinos es mucho más que su árbol milenario, con un casco histórico está lleno de calles de piedra tradicional, balcones de madera y rincones con mucha singularidad. Asimismo, como su nombre indica, el vino es otro de sus grandes atractivos. En Icod se pueden visitar bodegas tradicionales y degustar vinos locales con denominación de origen, acompañados de productos típicos como quesos o gofio.
La Orotava

La Orotava es una de las joyas arquitectónicas y culturales de Tenerife, situada en un valle fértil cubierto de vegetación. Este municipio destaca por su elegancia y por haber conservado uno de los cascos históricos más bellos de las islas Canarias. En La Orotava destacan sus calles empinadas, sus casas señoriales y sus jardines de estilo clásico, que transportan al visitante a otra época.
Entre sus principales atractivos se encuentran la casa de los Balcones, con sus impresionantes balcones de madera tallada, y los jardines del Marquesado de la Quinta Roja, desde donde se puede disfrutar de una panorámica magnífica del valle y del Teide. También merece la pena visitar la iglesia de la Concepción, considerada una de las más bonitas del archipiélago por su arquitectura barroca y su interior. Además de su valor patrimonial, La Orotava tiene un fuerte vínculo con las tradiciones. Durante las fiestas del Corpus Christi, sus calles se llenan de alfombras de flores y arenas de colores, creando auténticas obras de arte.
Candelaria

Candelaria, en la costa este de la isla, es un pueblo cargado de simbolismo y tradición. Se trata del principal centro religioso de Tenerife y uno de los más importantes de Canarias, gracias a la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, la patrona del archipiélago. Cada año, miles de peregrinos acuden a rendirle homenaje, especialmente en agosto, cuando se celebra su festividad.
La basílica, de imponente arquitectura, se encuentra frente al mar y junto a una plaza que alberga las estatuas de los menceyes guanches, los antiguos reyes aborígenes de la isla. Estas esculturas rinden homenaje a la historia prehispánica de Tenerife, creando un contraste fascinante con el paisaje costero. El paseo marítimo y las vistas al Atlántico hacen de Candelaria un lugar perfecto para disfrutar de la espiritualidad y la calma que transmite su entorno.
Punta de Teno

Punta de Teno, en el extremo noroeste de Tenerife, es uno de los lugares más espectaculares y menos conocidos de la isla. Su belleza radica en su aislamiento, ya que solo se puede acceder en determinados horarios y bajo condiciones climáticas favorables, lo que contribuye a conservar su carácter salvaje. El paisaje combina acantilados, un intenso mar azul y un faro que se alza sobre las rocas, creando una postal inolvidable.
Desde el faro se obtienen algunas de las vistas más impresionantes de los Acantilados de Los Gigantes, especialmente al atardecer, cuando la luz dorada baña el horizonte. Asimismo, es un lugar excelente para los amantes de la fotografía y para quienes buscan tranquilidad lejos de las zonas más turísticas. El entorno de Punta de Teno es también un paraíso para el senderismo y la observación marina, con rutas que recorren la zona entre paisajes volcánicos únicos. Este rincón remoto resume a la perfección la esencia de Tenerife: una isla donde la naturaleza y el mar se unen en una armonía que deja huella en todo aquel que la visita.